Para recuperar nuestro punto dulce propio, tenemos que dominar el saber esperar; el “quitarnos de en medio”. Entonces nuestro swing reaparecerá.
“Si no puedes controlar la magia, puedes rendirte a ella”.
Esto no significa permanecer pasivo. El secreto de saber esperar, está en su capacidad de reprimir el afán de querer actuar antes de estar preparados.
Si estamos luchando contra nuestro swing intentando controlar los nervios, debemos hacer una pausa y Esperar. Esto no significa estar bloqueados, sino tener los sentidos abiertos y dispuestos. Sería como recuperar la inocencia de la infancia, donde no sufríamos por la incertidumbre del futuro que se nos presentaba.
- El afán destruye y violenta el swing. Requiere una atención constante sobre el cuerpo y pretende eludir los inevitables errores que él mismo provoca.
- El esperar aumenta la fuerza gradualmente y tiene como base un swing impulsado por la gravedad. Entiende que el cuerpo tiene la sabiduría para actuar correctamente al confiar en las aptitudes adquiridas y aparece con naturalidad cuando mantenemos la atención exclusiva.
La velocidad del mítico swing de Bobby Jones, era tan solo un tres por ciento más rápida que la gravedad que la provocaba, trasmitiendo inteligencia y refinamiento al movimiento e incrementando así mayor velocidad de forma progresiva.
Podemos ir al lugar interior donde la calma está unida a la energía vital y de esta forma poder potenciar la acción de “esperar” y combinar así la pasión con el distanciamiento.