La respiración tiene incidencia directa sobre el sistema nervioso autónomo y controla todo lo que nuestras células del cuerpo realizan. Es el principal factor que proporciona la relajación necesaria para ayudarnos a que cuerpo y mente estén preparados para eliminar la incomodidad que provoca el miedo, de una forma sencilla. Todos tenemos en nuestra mano la capacidad de liberar energía contraída a través de la respiración, cuando el cuerpo y la mente demandan mayor cantidad de oxígeno.

Debemos adquirir el hábito de respirar con la parte inferior de los pulmones (Respiración diafragmática). Facilita la relajación y oxigena mejor los músculos y neuronas, en vez de realizarla con la parte superior (respiración pectoral), que provoca más tensión muscular en la zona de los hombros.

Al inspirar aire por la nariz a la zona inferior de los pulmones, sintiendo el aumento de nuestro abdomen, conseguiremos de la forma más adecuada aumentar el nivel de oxígeno en sangre e incrementar la activación, mientras que la espiración realizada por la boca facilita la expulsión de toxinas y la disminución de la tensión muscular.

Conforme adquiramos destreza en el aprendizaje de la técnica de respiración diafragmática, podremos ir aplicándola durante todo el recorrido en el campo para la mejor concentración así como en la práctica pre-golpe, modificando de esta forma nuestra capacidad de realizar el swing en plena libertad. Conseguiremos que fluya sin esfuerzo de forma progresiva y podremos disfrutar desde una nueva perspectiva el reto constante que nos proporciona el juego.

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Siendo el swing que nos enseñaron nuestros excelentes profesores a los que ya pintamos canas, ha perdurado en el tiempo con algunas modificaciones que van actualizándolo a través de los analizadores de swing a los nuevos materiales de golf.

Es verdad que la tendencia de las nuevas escuelas es a enseñar un swing que busca ser más compacto y consistente como podría ser el de un solo plano, pero es perfectamente válido para aquellos jugadores que quieren potenciar un golf más de sensaciones y habilidad, en el que las manos juegan un factor muy importante.

Exponentes claros del swing de dos planos son el de Jack Niclaus o Jim Furik.

ADRESS.

• Grip. – Posición neutra o débil, con las dos palmas enfrentadas. Deberá verse entre un nudillo o dos de la mano izquierda, pero no más.
• Stance.- Posición moderada o estrecha entre los pies. Con el driver, separación máxima entre los pies, igual a la anchura de los hombros. Pie izquierdo perpendicular a la línea del objetivo. Cadera y hombros paralelos a la línea del objetivo.

• Posición de la bola.- Ligeramente más cercana al cuerpo que en el swing de un plano.

• Postura.- Inclinación de la columna entre 20-35 grados. Los hombros deben apuntar a los pies en línea vertical, repartiendo el peso en toda la planta de los pies con una ligera flexión de las rodillas. Columna y cabeza ligeramente retrasadas desde la parte frontal.

• Distribución de pesos.- Peso al 50% entre ambos pies

BACKSWING.

• Hombros.- Girarán 90 grados, apuntando unos 100-120cm. más allá de la bola en el topswing.  La cabeza generará un ligero desplazamiento lateral hacia la pierna derecha.

• Brazos.- Suben en un plano vertical, ligeramente independientes del giro más horizontal del cuerpo. En el topswing, el brazo izquierdo estará ligeramente más vertical al plano de los hombros.

• Caderas.- Permanecen centradas en el stance.

• Ángulo de la espalda.- Ligero desplazamiento lateral hacia el lado derecho. En el plano vertical, conservará el ángulo creado en el stance, durante todo el backswing.

• Distribución del peso.- Distribuido sobre el 40% en el pie izquierdo y 60 en el derecho en el topswing, debido a un ligero desplazamiento lateral de la parte alta del cuerpo, hacia el interior de la pierna derecha.

• El palo.- En el punto medio del backswing, deberá estar paralelo a los pies y al suelo, situado frente al pie derecho. En el topswing, estará paralelo al objetivo, con la cara del palo paralela al plano del swing, o ligeramente cerrada apuntando al frente.

DOWNSWING.

• Hombros.- Permanecen menos activos que los brazos en el inicio del downswing. Trabajar sin perder los mismos ángulos que en el backswing, para potenciar el giro de las caderas.

• Brazos.- Son el motor de la acción en el principio del descenso del palo, para conseguir llevar al palo hacia la bola en el  plano vertical en el inicio del downswing.

• Caderas.- La cadera derecha se mueve en dirección al objetivo y hacia arriba para potenciar el giro, en un plano más horizontal que los brazos.

• Ángulo de la espalda.- No perder los ángulos generados en el stance. La columna genera un pequeño desplazamiento lateral en dirección al objetivo, que guiará la cara del palo hacia la bola.

• Distribución del peso.- El peso se irá desplazando proporcionalmente hacia el pie izquierdo, por el desplazamiento lateral de la parte alta del cuerpo y las caderas, estando en una proporción de 60 o 70% en el lado izquierdo en el momento del impacto.

• El palo.- Estará pasivo en el inicio del downswing, bajando posteriormente hacia el impacto por la acción de los brazos en el plano horizontal y la acción del giro del cuerpo, que lo llevará veloz en dirección al objetivo.

MOMENTO DEL IMPACTO.

• Hombros.- Deben estar ligeramente abiertos respecto de la línea al objetivo o apuntando paralelos a dicha línea.

• Brazos.- Deberán estar en el lado derecho del torso. El brazo izquierdo totalmente estirado en frente y en contacto con el pecho. Mientras el brazo derecho está en el costado derecho, a punto de liberar su energía. Se genera una ligera acción de las muñecas para poder cuadrar la cara del palo y compensar los diferentes planos en el que se mueven brazos y rotación del tronco. 

• Caderas.- Deberán estar abiertas un mínimo de 35grados en relación al objetivo.

• Ángulo de la espalda.- En el mismo ángulo que en el stance o algo superior. En vista frontal, ligeramente inclinada hacia la derecha.

• Distribución del peso.- Se distribuirá sobre un 60-70%  hacia el interior del pie izquierdo.

• El palo.- La varilla y las manos ligeramente adelantadas a la bola, con la cara del palo cuadrada al objetivo.

EL FOLLOW-THROUGH.

• Hombros.- Deben girar lo máximo posible, pasando el derecho por debajo y a través, mientras van perdiendo ángulo hasta terminar casi paralelos al suelo en el finish.

• Brazos.- Los brazos giran sobre el torso y suben en un plano algo más vertical que los hombros, el derecho sobre el izquierdo, extendiéndose delante del pecho.

• Caderas.- Giran hacia el objetivo, buscando generar velocidad así como estabilizar el cuerpo en un plano horizontal, debiendo quedar frente al objetivo en el finish.

• Ángulo de la espalda.- Deberá situarse casi vertical y en posición perpendicular en relación al suelo en el finish, evitando así la posición en “C” invertida que provocaría un desplazamiento lateral involuntario de las caderas.

• Distribución del peso.- En el finish, deberá recaer en su totalidad sobre el pie izquierdo, con la pierna totalmente estirada, mientras que la derecha doblada por la rodilla.

• Palo.- El recorrido del palo será hacia el lado izquierdo y hacia arriba, en un plano algo más vertical que en el swing de un plano, dejando la cabeza del palo ligeramente más baja que las manos y el palo en posición casi horizontal en el finish.

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En este artículo, resumiré paso a paso la forma de realizar el swing en el cual el cuerpo y los brazos trabajan en el mismo plano, facilitando así la coordinación y la capacidad de ser más consistente en el impacto.

Siempre se ha dicho que este tipo de swing exige de una muy buena forma física, pero la experiencia con mis alumnos me demuestra que en la mayoría de las ocasiones, el jugador se siente mas cómodo y seguro que realizando un swing clásico de dos planos, en el que tiene que hacer cuadrar en el impacto dos planos muy diferentes, haciendo que aumente el margen de error.

Es verdad que hay que valorar muchos factores antes de tomar la decisión de cambiar un swing de dos planos al de uno y la decisión se ha de tomar consensuada con tu profesor, que será el que te puede guiar en el cambio, pero puede ser una buena opción cuando el jugador esta estancado y acepta un cambio que es bastante radical y en el que no nos podemos quedar a medias tintas, o también para jugadores que se inician a cualquier edad.

El precursor del swing de un plano fue Ben Hogan y actualmente su máximo exponente es Rory Mcilroy.

ADRESS.

• Grip.- Posición neutral o fuerte, con las dos manos enfrentadas. Deberán verse al menos dos nudillos de la mano izquierda.

• Stance.- Relativamente ancho entre talones. Separación igual o superior al ancho de los hombros con el driver. Pies alineados paralelos o algo cerrados al objetivo. Pie izquierdo abierto al objetivo 35-45 grados. Pie derecho perpendicular al objetivo. Cadera y hombros paralelos a la línea del objetivo.

• Posición de la bola.- Ligeramente más alejada del cuerpo que en el swing de dos planos.

• Postura.- Inclinación de la columna entre 35-45 grados. Hombros por delante de los pies en línea vertical, repartiendo el peso en toda la planta de los pies con una ligera flexión de las rodillas. Columna y cabeza casi centrada desde la parte frontal.

• Distribución de pesos.- Peso al 50% entre ambos pies

BACKSWING.

• Hombros.- Girarán 90 grados, apuntando unos 90cm. más alejados de la bola en el top-swing.  La cabeza permanecerá centrada sin desplazamiento lateral.

• Brazos.- El brazo izquierdo permanece rotando junto al pecho, tirado también por el codo derecho, cercano a la cadera. En el topswing, el brazo izquierdo estará paralelo al plano de los hombros. El codo derecho apuntará detrás del jugador.

• Caderas.- Permanecen centradas en el stance o ligeramente hacia el lado izquierdo.

• Ángulo de la espalda.- Permanecerá centrada, sin desplazamiento lateral izquierdo. Conservará el ángulo creado en el stance, durante todo el backswing.

• Distribución del peso.- Distribuido al 50% entre ambos pies en el topswing.

• El palo.- En el punto medio del backswing, deberá estar paralelo a los pies y al suelo, situado sobre el centro del pie derecho. En el topswing, estará paralelo al objetivo o ligeramente a la derecha, con la cara del palo paralela al plano del swing, o ligeramente cerrada apuntando al cielo, para no tener que manipular el palo en el donwsing.

DOWNSWING.

• Hombros.- Son el motor principal de la bajada del palo junto a las caderas. Trabajar sin perder los mismos ángulos que en el backswing, para potenciar el giro de las caderas.

• Brazos.- Permanecen pasivos en el inicio del downswing, el izquierdo pegado al pecho, girando hacia el objetivo, mientras que el derecho está pegado al costado. Mientras la columna gira, el brazo derecho los guía en el plano adecuado.

• Caderas.- Activarlas en el inicio del downswing y así poder generar más tensión.

• Ángulo de la espalda.- No perder los ángulos generados en el stance. La columna debe permanecer centrada, sin inclinación lateral.

• Distribución del peso.- Peso repartido al 50% entre los pies.

• El palo.- Estará pasivo en el inicio del downswing, bajando posteriormente hacia el impacto por la acción del brazo izquierdo.

MOMENTO DEL IMPACTO.

• Hombros.- Deben estar unos 25 o 30 grados abiertos con respecto de la línea al objetivo.

• Brazos.- Deberán estar en el lado derecho del torso. El brazo izquierdo totalmente estirado en frente y en contacto con el pecho. Mientras el brazo derecho está en el costado derecho, a punto de liberar su energía y sin colocarse delante de la cadera, para no dejar la cara del palo abierta en el impacto.

• Caderas.- Deberán estar abiertas unos 35-50 grados en relación al objetivo y ligeramente más que los hombros.

• Ángulo de la espalda.- En el mismo ángulo que en el stance o algo superior. En vista frontal, ligeramente inclinada hacia la derecha.

• Distribución del peso.- Se distribuirá de forma equitativa o ligeramente hacia el interior del pie izquierdo.

• El palo.- La varilla y las manos ligeramente adelantadas a la bola, con la cara del palo cuadrada al objetivo. Seguir rotando el brazo izquierdo y permitiendo que el derecho se extienda liderando la liberación del palo.

EL FOLLOW-THROUGH.

• Hombros.- Deben girar lo máximo posible, pasando el derecho por debajo y a través, mientras van perdiendo ángulo hasta terminar casi paralelos al suelo en el finish.

• Brazos.- Los brazos giran sombre el torso, perpendiculares a la columna, extendiéndose delante del pecho.

• Caderas.- Deberían quedar mirando al objetivo en el finish, casi en posición horizontal con respecto al suelo..

• Ángulo de la espalda.- Deberá situarse casi vertical y en posición perpendicular en relación al suelo en el finish, evitando así la posición en “C” invertida que provoca el desplazamiento de las caderas.

• Distribución del peso.- En el finish, deberá recaer en su totalidad sobre el pie izquierdo, con la pierna totalmente estirada, mientras que la derecha doblada por la rodilla.

• Palo.- El recorrido del palo será hacia el lado izquierdo, facilitando la rotación en un plano más bajo y horizontal. Esto facilitara la liberación de este y el mayor giro circular alrededor del cuerpo, dejándolo casi en posición horizontal en el finish.

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Para conseguir alinearnos con nuestro cuerpo etéreo, debemos potenciar al máximo la visualización.

Todos los jugadores profesionales, hacen una pausa para ver sus golpes antes de realizarlos. Visualizan la trayectoria que quieren que siga la bola, así como la distancia exacta que recorrerá y rodará  cuando aterrice. Esto no es solo imaginación. Es una conexión entre nuestros ojos físicos y nuestros  ojos etéreos, que son mucho más agudos.

En el cerebro, ciertas partes del cuerpo ocupan más espacio que otras. A este espacio se le conoce como representación cortical. Por ejemplo, en nuestra corteza cerebral, las manos ocupan un espacio enorme comparado con las piernas, los brazos o los pies.

Esto no sólo significa que el cuerpo etéreo tenga manos grandes, sino que también  posee un toque extremadamente refinado.

Cuando tiramos un putt, necesitamos de una acción instantánea de la corteza visual del cerebro, que controla el equilibrio y la coordinación motriz. También debemos tener en cuenta diferentes factores externos importantes para la valoración de dicho putt. Aún así, los ojos de muchos jugadores, van de la bola al hoyo compulsivamente, mientras se distraen imaginando si  fallarán el golpe o no.

Un buen putt, solo tiene que estar bien a lo largo del primer palmo de recorrido de la bola, pues nadie puede controlarla una vez sale impulsada de la cara del palo.

Si el putt tiene más de 60 cm. es imposible ver la bola y el hoyo al mismo tiempo. Uno de los dos quedará fuera del campo visual. La visualización correcta de la trayectoria y la distancia exacta será lo que haga que la intuición  tome el control del golpe a través  de nuestro cuerpo etéreo.

Podríamos imaginar que hay una cuerda que une la bola con el hoyo en todo momento. Seguir la intuición que activa nuestros sentidos, hará que sepamos  interpretar la intensidad y dirección que debemos aplicar al golpear la bola, para que esta se dirija al hoyo guiada por esa cuerda imaginaria que les une.

 “Cuando a la vista agregamos la intuición, la habilidad para jugar al golf se duplica”.

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Cada vez que entramos en el campo de golf representamos el drama de nuestra vida en miniatura. El golf es un espejo que tiene la capacidad casi inmediata, de poner de manifiesto toda la verdad sobre una persona.

En países donde es muy popular como en los Estados Unidos, hay compañías que no contratan ejecutivos sin llevar antes a los aspirantes a un campo de golf para que sin advertirles, sean observados por un psicólogo y así poder observar como actúan en diferentes situaciones:

• Cómo manejan las crisis
• Cómo tratan a los demás.
• Cuánto valor otorgan a la inteligencia en vez de la fuerza bruta.
• Si rompen las reglas del juego al estar bajo presión. 
• Y sobre todo, qué piensan de sí mismos.

Al observar a un jugador encolerizado en el campo de golf, vemos que sus actos pueden ser:

• Descabellados: intenta golpes de riesgo innecesario fuera de su capacidad técnica o física, determinados por las emociones, no por el juicio.
• Precipitados: realiza la acción sin estar previamente preparado.
• Exagerados: no controla las distancias.
• Abruptos: le pega descuidadamente a la bola.
• Descoordinados: sus hombros, brazos,  manos y caderas pierden la sincronía.
• Rígidos: parte de sus músculos se paralizan, causando el bloqueo del swing.
• Descontrolados: el swing carece de disciplina y precisión técnica.
• Ofuscados: pierde de vista la bola y el objetivo.
• Vengativos: quiere vengarse de la bola, del campo, de sus compañeros de partido, así como de él mismo.
• Violentos: Su intención es agredir a la bola con la mayor fuerza posible.

En definitiva, un jugador impulsado por la furia, podría triunfar en los deportes de contacto, pero nunca en el golf.

“No castigues a la bola sólo porque lo sabe todo de ti”.

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“Si no puedes controlar la magia, puedes rendirte a ella”.

Esto no significa permanecer pasivo. El secreto de saber esperar, está en su capacidad de reprimir el afán de querer actuar antes de estar preparados.

Si estamos luchando contra nuestro swing intentando controlar los nervios, debemos hacer una pausa y Esperar. Esto no significa estar bloqueados, sino tener los sentidos abiertos y dispuestos. Sería como recuperar la inocencia de la infancia, donde no sufríamos por la incertidumbre del futuro que se nos presentaba.

• El afán destruye y violenta el swing. Requiere una atención constante sobre el cuerpo y pretende eludir los inevitables errores que él mismo provoca.
• El esperar aumenta la fuerza gradualmente y tiene como base un swing impulsado por la gravedad. Entiende que el cuerpo tiene la sabiduría para actuar correctamente al confiar en las aptitudes adquiridas  y aparece con naturalidad cuando mantenemos la atención exclusiva.

La velocidad del mítico swing de Bobby Jones, era tan solo un tres por ciento más rápida que la gravedad que la provocaba, trasmitiendo inteligencia y refinamiento al movimiento e incrementando así mayor velocidad de forma progresiva.

Podemos ir al lugar interior donde la calma está unida a la energía vital y de esta forma poder potenciar la acción de “esperar” y  combinar así la pasión con el distanciamiento.

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La atención exclusiva llevará al jugador a su punto dulce propio, antes de que este encuentre el punto dulce del palo. Tan sólo se trata de detener los pensamientos negativos, calmar las emociones, descansar la mente y jugar el golpe disfrutando de la acción que nos proporciona.

“En cualquier momento podemos encontrar el punto dulce propio”.

El punto dulce propio es pacífico  e impermeable a inputs externos y sabe todo lo que hay que hacer en el momento presente.

• Detener la actividad desordenada de la mente, que se manifiesta como un diálogo constante con nosotros mismos.
• Calmar la lucha de las emociones que confunden el diálogo interno con temores, dudas y sentimientos negativos del pasado.
• Descansar nuestra atención, de modo que podamos  centrarnos en un solo punto.
• Jugar el golpe  a partir de la calma, con plena libertad.

Entre el silencio y la actividad, siempre hay conflicto. Son totalmente opuestos. El silencio pertenece a nuestro ser más profundo y  la actividad al mundo exterior. El fin de la guerra entre los dos llegará al buscar la paz interna en la atención exclusiva.

De esta forma, habremos dirigido la atención al habitante interior, que es quien sabe jugar al golf. El primer swing que realicemos desde esta perspectiva, iniciará la reacción que permita que nuestro juego fluya con naturalidad.

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No importa lo brillante que sea la mente o lo desarrollada que esté la habilidad y la técnica. El jugador libre  deja que el juego se adueñe de él:

• No está condicionado por la observación o la crítica de los demás.
• Nunca violenta ni la más mínima acción en el recorrido.
• No escucha el miedo.
• Mientras juega, no tiene necesidad de concentrarse en el hipotético  resultado final de la jornada.

Para un competidor nato esto puede ser algo inconcebible; anula la razón de su presencia en el campo, dado que su  principal objetivo es dominar y ganar, aunque esto sea algo que no solo dependa de sus acciones sino también de la capacidad y el resultado de los demás “contrincantes”.

De esta forma convierte el juego en una guerra contra todos y contra sí mismo, experimentando tensión, dificultad, dolor, ira o frustración.

Si somos capaces de distanciarnos de las complejidades del juego, realizando cada golpe en plena libertad y con la confianza que nos da el saber de nuestras cualidades, podremos disfrutar de la incertidumbre y trascender nuestras limitaciones.

Posteriormente tendremos tiempo de analizar el resultado y ser exigentes en nuestro entreno para  potenciar nuestras cualidades físicas, técnicas, de estrategia, los hábitos y las rutinas que reforzarán nuestra confianza.

El jugador debe creer en sus  cualidades actuales, en su potencial, en el tipo de entrenamiento con su equipo de trabajo. Debe sentir que su entorno confía en él.

Te sientes libre cuando puedes salir del campo con la misma energía con la que entraste. Esta es para mí  “el secreto del golf”; la clave oculta que todo el mundo busca.

Cuando podemos asumir un mal golpe sin que afecte a nuestra moral en los siguientes, trascendemos a la pesadumbre.

Sólo cuando podemos mirar más allá del resultado final y centrarnos en cada uno de los golpes , tenemos la posibilidad de vencer la voz de la autocrítica y acabar con la frustración que controla los miedos más profundos y negativos.

“En su esencia, el golf es un camino hacia la libertad”.

Por lo tanto, alcanzaremos la trascendencia cuando encontremos una manera de jugar siendo libres, en vez de estar atrapados en nuestras emociones.

El jugador libre:

• Encuentra un lugar interno donde no está expuesto a las vicisitudes del juego gracias a la confianza en sus cualidades, por lo que no le afectan negativamente los ascensos y descensos en el resultado de los hoyos.
• Al estar completamente centrado en sí mismo, ninguna acción externa o resultado de los demás compañeros de partido, puede dañarle su moral.
• El jugador libre tiene devoción por la incertidumbre  del futuro y le despierta alegría en vez de miedo.

Para encontrar la libertad en el juego del golf, todos los jugadores deberían adquirir y potenciar también otras cualidades:

• Refinamiento: se expresa en un movimiento sencillo, natural y económico. Es hacer única y exclusivamente lo necesario para la correcta realización de cada golpe.
• Dedicación: manifiesta un propósito de compromiso en todas las facetas que compone el juego del golf. Le daremos importancia a la actividad que realizamos, no solo por lo que podemos obtener de ella sino por lo que representa, con un fuerte espíritu de trabajo y superación, pero sin convertirlo en una demostración de ego.
• Amor: Solo nos entregamos verdaderamente a aquello que amamos.

“Alguien que ama el golf, deja que el juego se adueñe de él”.

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Puede llegar a ser una empresa de toda la vida. Se basa en una intimidad entre uno y su “yo interno” aún más cercana que cualquier pareja.

Una persona impecable no debe ser más lista o más fuerte que nadie. Todo lo que necesita es estar “atenta” en todo momento. Significa simplemente flexibilidad en nuestras acciones; tenemos que saber:

• Cuándo descansar la acción y cuándo actuar.
• Cuándo ir hacia los estímulos externos y cuándo hacia el habitante interior.

Debemos estar dispuestos a redefinirnos cada día. De esta forma, podremos seguir el camino para llegar a ser impecables.

Ser impecable es primero un instinto; luego un hábito y finalmente, una manera espontánea de vivir.

En el juego del golf,  ser impecable no es ser capaz en todo momento de realizar cualquier golpe que deseemos. Esto no puede ocurrir siempre.

Tampoco se trata tan solo de ser perfeccionistas, basándonos solo en el resultado y la autocrítica. Debemos ser exigentes en nuestras acciones, valorando lo que estamos haciendo bien y sin inculparnos por las malas decisiones tomadas. Esto reforzara nuestra confianza.

Significa simplemente renovarse en cada momento durante el recorrido, sin reprocharnos los golpes erróneos realizados y sin pensar en el hipotético resultado que podemos conseguir al final de la jornada, sea bueno o malo.

“Juega cada golpe como si fuera el primero”

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En el juego del golf la estrategia, la técnica o la práctica repetitiva son de vital importancia para adquirir confianza en nuestro juego, pero no los únicos factores determinantes en el toque. Un mismo jugador puede encontrarlo una semana y perderlo en la siguiente.

El toque, no se ubica en las manos ni en la cabeza del palo, sino en el cuerpo etéreo. Es nuestro segundo cuerpo; el “yo” que habita en la zona límite del cuerpo físico. Participa en los sueños y las fantasías y su energía básica es la inspiración. Si cierras los ojos  y te visualizas caminando por tu habitación, es tu cuerpo etéreo el que lo hace.

El cuerpo etéreo nunca envejece y hace que todo lo que fuimos de niños esté presente en su memoria, junto a todo lo que seremos en el futuro. Los deseos del ayer están almacenados en él, junto con el recuerdo de si se cumplieron o no.

El cuerpo etéreo opera a través de la intuición diciéndonos que es lo correcto. Muchas personas desconfían de su intuición sin valorar que en alguna época de su vida fue su guía principal. Debemos confiar en ella, pues pocas veces se equivoca.

• Descarta los sentimientos intensos y perturbadores como la ira, resentimiento, codicia, odio, envidia, celos o egoísmo. Estos nunca provienen del cuerpo etéreo.
• Confía en lo que sientes más que en lo que supones.
• Deja que tus corazonadas te guíen. Permite que día a día tu intuición amplíe tu campo de acción. “Seguir los sueños” es el acto de confiar en la intuición que  indica la dirección adecuada.
• Confía en el instinto, porque anula el miedo y la aprehensión, dándonos la confianza necesaria para jugar al golf en plena libertad.

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